jueves, 12 de julio de 2007

El desespero de Vallés, y la "gran afición" española

Desde el despido de cierto piloto holandés anteriormente citado, han corrido ríos de tinta sobre sus posibles sustitutos. Se ha hablado de Christian Klien, compatriota suyo, de Robert Doornbos, también neerlandés, de Karthikeyan, el peligroso y temerario hindú que sirvió en las filas de Jordan hace tres temporadas y de cuyo nombre de pila no me acuerdo... se han barajado cientos de posibilidades, a cada cual más descabellada. Sin embargo, parece ser que Spyker se ha olvidado por completo del también español piloto de pruebas Adrián Vallés. Parece que al pobre le han cogido ojeriza los holandeses. Ya en un Gran Premio de esta temporada no le dejaron subirse a un monoplaza como tercer piloto porque la escudería tramitó con retraso la obtención de la superlicencia, qué curioso... ahora nadie del puente de mando quiere poner como piloto oficial a Adrián. A lo mejor les da mal fario que en el equipo convivan dos Adrianes (Vallés y Sutil). Sea cual sea la razón, sin duda la de más peso será la de siempre en este tipo de equipos, en el que los pilotos entran a golpe de talonario, y el amigo Adrián va de bueno por la vida, escalando desde la GP2. Pero me da que se ha equivocado de lugar este valenciano. Para pilotos promesa están Renault, McLaren, BMW... Spyker no es una escudería para pilotos talentosos (ni ingenieros talentosos, ni directores técnicos talentosos, ni mecánicos talentosos). Spyker es una escudería para hijos de millonarios holandeses (Albers, Klien, Doornbos...) que se aburren y que un día de resaca deciden que se quieren jugar la vida corriendo a 300 en un circuíto de carreras.

Por otro lado quería comentar algo sobre la afición española. Fernando Alonso dice en un anuncio del Banco Santander: "Admitámoslo, hace años nadie habría dicho que la Formula 1 llegaría a ser lo que es hoy". Yo corregiría ésa frase, cambiándola por "Admitámoslo, hace años nadie habría dicho que un piloto español iba a ser bicampeón de la Formula 1". Y es cierto. La gran mayoría de los españoles tiende a seguir un deporte únicamente cuando tiene una buena liga, un buen equipo, una buena selección, o, como es el caso, un buen piloto en las líneas nacionales.

Antes de que la selección española de baloncesto ganara el mundial en el 2006, ni dios veía los partidos que dicha selección jugaba. Pero en el 2006 el equipo pasa a cuartos de final y la gente se empieza a emocionar, y la audiencia de La Sexta empieza a aumentar por el seguimiento de los partidos. Llegan a la final, ganan, y cientos de miles de personas celebran la victoria en la plaza de Colón en Madrid. Lo mismo pasa con el asturiano de la F1. Antes, cuando no existía el amigo Fernando, ni dios veía las carreras por la televisión. Precisamente Telecinco comenzó su emisión de la Formula 1 cuando Alonso debutó en Renault. Podría seguir dando ejemplos, como Rafa Nadal, o Dani Pedrosa, o el debate sobre el estado de la Nación

Con esto quiero llegar a que la gran mayoría de los españoles sólo siguen un deporte cuando hay victorias, si no, no les vale. Seguramente cuando Alonso se largue, esos fanáticos aficionados que durante el Gran Premio de España pueblan la grada N (y de paso sea dicho que están ahí para cualquier otra cosa que para ver una carrera, como dormir la siesta, montar un escándalo infernal o emborracharse) preferirán ir a misa ese domingo. Únicamente los verdaderos aficionados a la Formula 1, los que se tragaban las carreras y las veían en TVE antes del 2003, cuando Fernandito estaba en Minardi, los que seguían las luchas entre Prost y Senna, los que vieron más de cuatro veces cómo Michael Schumacher ganaba el mundial, sólo ésos volverán a disfrutar de la Formula 1 como era antes, sin masas azules con vapores etílicos, ni los polideportivos de Oviedo repletos cada fin de semana, y sin tener que oír en cada salida "Y ya lo saben, si parpadean, se lo van a perder, porque esto es la Formula 1 en estado puro".

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